La explosión de una planta química en Seveso, Italia.
Pasado el mediodía del sábado 9 de julio de 1976 se produjo una ruptura en un reactor de la planta ICMESA (Industrie Chimiche Meda Società) en Seveso, Itala. A medio camino entre Milán y el lago Como, cerca de tres toneladas de substancias tóxicas -principalmente la dioxina TCDD- formaron una nube que traería muerte en más de 1.800 hectáreas de terreno.

La explosión sacudió la planta química ICMESA expulsando una nube de polvo bilioso al aire, donde continuó esparciéndose ominosamente sobre las casas y la tierra laborable, la nube contenía tetraclorodibenzodioxina (TCDD) el ingrediente activo de un defoliante, usado por las fuerzas estadounidenses en la guerra de Vietnam, a este compuesto se lo conoce como agente naranja.
Pasaron 24 horas y la vegetación de cara al viento de la planta empezó a volverse amarilla, las hojas de plantas y árboles se enrollaron y marchitaron, los animales pequeños misteriosamente empezaron a morir, lo más alarmante fue que los niños empezaron a desarrollar llagas en brazos y piernas, manchas rojas y erupciones en la cara y fiebre.
Durante esas 24 horas, el veneno apenas empezaba a hacer efecto.

Los médicos y funcionarios de ICMESA, propiedad de Roche (la compañía farmacéutica suiza), estaban totalmente desconcertados con los acontecimientos posteriores a la explosión del reactor en la fábrica que producía herbicidas.
Transcurrieron días antes de que se percataran que la explosión había producido un "coctel" químico de tetraclorodibenzodioxina mejor conocido para un mundo horrorizado como agente naranja.
Toda una semana se intentó mantener en secreto la verdadera peligrosidad de la nube, antes de que se comenzase a evacuar la zona. Tuvieron que pasar diez días completos antes de que el gobierno de la region declare al área de Seveso como área contaminada por dioxina.

Para entonces ya fue demasiado tarde, había ya una multitud de niños y adultos que estaban en el hospital, con los rostros cubiertos con máscaras de gasa para ocultar las terribles heridas de la piel, las cuales dejarían a muchos de ellos con cicatrices para toda su vida.
Mientras tanto, aquel gas expandía su radio de acción y alcanzaba nuevas víctimas, algunas incluso afectando a periodistas que llegaron a cubrir la información, cuando finalmente se reaccionó fue demasiado tarde.

Cuando la verdad salió totalmente a la luz, cerca 11.000 personas del pueblo huyeron de sus casas abandonando sus pertenencias, alrededor de unos 40.000 animales de granja también fueron evacuados para salvarlos de los efectos de la nube de veneno. Un espectral silencio invadió entonces la que más tarde sería llamada "Zona A de la catástrofe", en la localidad de Seveso.
Aproximadamente 37.000 personas resultaron directamente afectadas por el gas, presentando enfermedades de la piel, malformaciones en fetos y varias secuelas que se produjeron en los años posteriores. Los cultivos del área quedaron inservibles para el consumo, más de 3.000 animales murieron por el gas y hubo que sacrificar otros 80.000 para evitar que la dioxina entre en la cadena alimentaria.

A unos meses del desastre, a este se le dio el nombre de el "Hiroshima de Italia", el número de niños que sufrían cloracné (el cloracné es una erupción persistente de furúnculos dolorosos en todo el cuerpo causada por dioxina) había aumentado a 417.
El equipo encargado de la descontaminación tampoco corrió con suerte, cinco trabajadores contrajeron una enfermedad al hígado, y es que a pesar de trabajar sólo jornadas de cuatro horas y de usar ropa protectora, la contaminación fue devastadora.

Por su parte, en medio de temores de nacimientos anormales, alrededor de 400 mujeres embarazadas con cuadro de "alto riesgo" fueron sometidas a abortos.
Paulo Bruzzi, un médico importante quien hoy en día mantiene un expediente de los casos atendidos tras lo sucedido, muestra que los casos sobre la salud de las víctimas de Seveso continuan en aumento y es que tras 5 años después de que la nube de veneno ex tendiera su miseria, cerca de 193 casos de cloracné habían sido registrados.

Este acontecimiento llegó a las cortes y posteriores investigaciones concluyeron que la causa principal del accidente fue la reacción exotérmica (paso de estado líquido a gaseoso con desprendimiento de calor) que no se pudo controlar en el tanque de triclorofenol, ya que probablemente este fue dejado desde la tarde anterior sin refrigeración y sin agitación.
Ante esto, los directivos de Roche (propietaria de ICMESA) han afirmado hasta el día de hoy que era imprevisible por aquel entonces, prevenir lo que iba a suceder puesto que apenas se conocían las reacciones accidentales de este producto intermedio, esta excusa constituyó la base de su defensa ante los tribunales de justicia italianos y las autoridades civiles.

A pesar de esto, varios especialistas argumentan que sí existía una literatura científica entre 1971 y 1974, en la que se mencionan e incluyen las descripciones de otros accidentes con triclorofenol, tomando como el más importante al de Missouri, en Estados Unidos, a principios de la década de los setenta.
Adicionalmente, auqnue se menciona que se conocían las condiciones bajo las que podría producirse una reacción exotérmica descontrolada, atendiendo a las explicaciones de los directores técnicos de ICMESA, la comisión encargada de investigar las causas del accidente concluyó que era imposible haber previsto este hecho.

A pesar de esta conclusión, esta no evitó que Roche tuviera que afrontar las cuantiosas indemnizaciones. Entre estas y otros gastos, los desembolsos de la farmacéutica rondaron los 300 millones de francos suizos. Por otro lado, dos empleados de ICMESA fueron condenados a 1,5 y 2 años de prisión condicional bajo la condena de responsables del accidente.
Tras esta catástrofe ambiental, en 1982 los entonces diez países miembros de la Comunidad Europea acordaron fijar nuevas reglas de seguridad para las plantas industriales que utilicen estos "elementos peligrosos", mediante la llamada Directiva 82/501/EEC o "Directiva Seveso".

Los efectos de la dioxina en el suelo persisten todavía hasta el día de hoy.